Topogracía de-mí-sexual

“Septiembre no podrá con nosotrxs, solemos decirnos en los inicios de nuestra juventud. Este mes puesto de transición entre el calor y el trabajo nunca nos lo ha puesto fácil, al menos para dedicarle un rato al día a escribir el flujo incriptable de ideas que recorren nuestros pasillos. Entran por ventanales y, como las moscas, solo salen ante cierto ímpetu (…).” (Luna Eléctrica)

Mi piel es un caldero de voces en ebullición, brebaje agridulce y abrasador, piscina para pies y manos fríes, agua ligeramente tóxica de riego (in)finito. Contenide como estoy en este cuerpo, con mis dos manos huesudas e inquietas, con este cráneo cubierto de pelos, me pregunto cómo y cuándo me desbordaré más allá de mis contornos.

Porque mi piel no es otro utensilio de cocina aunque sea de lo que más toco de un tiempo a esta parte. Porque mi piel no me envuelve, sino que me hace sentir: mi piel son mis ojos, mis cámaras y mis oídos; respiro por mi piel, atrapo ácaros y sí, me desbordo también por ella.

Mi cara es un charco de reuniones de cantos rodados, anfibios y renacuajos y reflejos de estrellas reflejadas en los espejos de las nubes mojadas y oscuras de mis pupilas. Mis arrugas son como surcos de arenas arcillosas, porosas grietas de expresión que se mueven con los temblores de mi pecho.

Mi pecho es un valle huérfano de glaciar de dehesas frondosas pero en desertificación salvo en los cerros, mis pezones rosas donde antaño se celebraban rituales al sol, donde solo quedan ruinas de los dólmenes que daban sombra al cauce de espinos de mi esternón, ribera negra y rizada que atraviesa mi abdomen de sedimentos y cicatrices como el cráter fecundo de pelusas del ombligo, ascensor a medio terminar

(…)

Londrhells, 25/09/19

Como telépatas de nuestros sueños

Te escribo porque me vinieron las ganas de vamos a suponer por un momento que tengo que hablar contigo y pensé: escríbelo, déjalo reposar. Algo que decir más allá de que tengo que ver el capítulo de Pose en el que matan decir algo. Supongo entonces que mi experiencia a Candy y me ha puesto triste. Y pienso en esta sustenta o fragua este mensaje, que es uno entre semanas de viajes y festivales frustrados, y miles de millones, compendio de símbolos, rayaduras en nuestras peleas lunares, pero sobre todo, en todo medio ilegibles de libreta. Algo hay, sin duda, lo que te amo y lo jodidamente agradecide que me detiene: ¿será mi pobreza discursiva siento por haberte conocido y en lo mucho disfrazada de poesía? ¿Será que repito y repito que siento haberte hecho daño con mis lo mismo (“yo-yo”)? ¿Será que me tiemblan requirements y mis formas de pedir las cosas, el pulso y mi respiración se detiene solo de ese día de luna llena en el que me gritaste imaginarme una hipotética difusión? Todo lo que te dolía me hizo entender bastantes buenas noches, terrícolas. Convivimos relativamente cosas. No es justo que nos comparemos porque nuestras juntxs en esta casa sin paredes, suelo o necesidades son igual de válidas, y también nuestro techo a la que pesa una extraña orden de deseos y dolores. Pero es cierto que ambes desalojo y destrucción inminente. No tenéis motivos para necesitamos focalizarnos más en nuestras vidas y que confiar en mi criterio, pero os aseguro este año juntis solo nos lo ha permitido parcialmente, que se trata de una orden milenaria:  tal vez sea que nos hayamos dedicado sobre todo al orden del orden, regida por la gravedad de intentar estar agusto en compañía pese a su propio peso, infiltrada en las tormentas y malentendidos, las tensiones, etc. Toda mi paranoia en los vientos de los desiertos, rociada con respecto a la desconfianza de tu amor me es los mares como una plaga. Se trata, como vergonzosa, y solo me señala lo poquito que toda orden, de una herramienta me quería (aunque estaba intentándolo) cuando bruta y escrupulosamente compleja, cuyo rastreo te conocí, ortodoxo tomaría milenios de investigación sentirte, aun así, más libre o desvinculadx (ya y, desgraciadamente, no hay tiempo para tal me estoy comparando) me hizo crecer la empresa – al menos que refundemos el tiempo, nos dotemos de claridad opaca y asumamos desconfianza en ti por encontrarme yo sin el riesgo del susto perpetuo. A menos que propósito; casi sin motivación alguna fuera integremos nuestra interdependencia y nos volvamos de estar contigo, de despertarme y acostarme telépatas de nuestros sueños, la memoria de lxs junto a ti, de vivir experiencias juntes, vivxs se está extinguiendo al convertirse en apoyarnos. Tras la charla en el MEO su propia representación refrigerada e inmediata. Como caídas del primer día comencé a verlo de otra cielo, las verdades nos hipnotizan y legitiman maneras: puesto que te quiero, quiero que nuestros ritmos maníaco-depresivos por este espacio amor te hagan bien, que no te pese, que no grávido donde nació, algún día, la belleza que te dañe, que no te asuste, que no te (no) ser más ni menos que ser(es) de las agobie. Pensaba tontamente que mi estrellas. Será la lenta transición de luz cargamento de caricias y besos te aliviarían crónica interestelar, serán los juegos macabros de los años de viajes sin rumbo, que te ayudaría cualquier ente, será la desconfianza hacia reconectar contigo (y de paso conmigo también). Sombras lo que el sol castiga cuando, pese ahora me doy cuenta de lo egoísta que todo, pese a este peso de una consciencia caníbal, he sido al chantajearte de esa manera al brilla hasta hacer arder o se esconde por hacerte sentir culpable o sospechar de tu no poder más. La principal causa de muerte amor por no querer jugar o conectarte cuando en las sociedades blancas son las enfermedades cardio-yo sí quería vasculares. Corazones que explotan o que se hola amor, te escribo porque me vinieron las ganas de suicidan, o que se aburren de bombear cuerpos hablar contigo y pensé: escríbelo, déjalo reposar.

AgostoS 2019, Fleet