Las nubes comenzaron a fundirse alrededor de las 7. Como un chorro de pegamento líquido pero evaporado, el calor insiste a base de lametazos en ser lo que yo le diga: sé un transcurrir de tiempo que me implique, sé la irrupción de un candado. "This could happen to you", un despertar cualquiera en la comunidad terrible. Continúa siendo para que yo me extrapole un poco más: sé entonces un deseo de brisa fresca insatisfecho, sé una llamada de teléfono interrumpida por las máquinas policiales, sé una puerta, sé el sudor de mi tripa y entra por mi ombligo, extírpame la espiral de fuego entrecortada que me sitía el corazón. ¿Yo juego a ser sol? Pues que me convierta en llama. Sé el sonido de las campanas, deja que te respire pegajoso y tráeme el piar del pájaro que revolotea en los márgenes de tu estela ondeante. ¿Por qué (no) juegas a agotarme? ¿Por qué (no) juegas a otra cosa? Conviértete: en cualquier delirio al menos. No: fúndemelo.