mayo/2015
El monstruo de cien caras
está ahí fuera
supura el llanto encerrado
de este laberinto
engrandecido al infinito
por salvajes arbustos
que tapan sin piedad
los caminos cuyo tránsito
imagino,
hasta que pinchan
los tonos ácidos
que escapan entre colmillos,
hasta que me agarra el rostro
y me aterroriza los cimientos.
Me fumo envuelta en mis venas
la sangre verde y marrón
del monstruo
que vende ojos sueltos por las esquinas